XIX Festival de Cine y Derechos Humanos

Hace poco más de un mes, el ejército ruso de Putin invadía a sus vecinos, devolviéndonos a un escenario europeo propio de otros tiempos al que muchos asistimos con estupefacción. Con el estallido de la guerra en Ucrania, nuestro Festival de Cine y Derechos Humanos parece estar de dolorosa actualidad. Pero, no menos importantes, la programación de esta edición sigue recordándonos la existencia de muchas otras desigualdades, injusticias y conflictos olvidados a lo largo y ancho del globo o en el corazón de nuestras propias fronteras. Y una vez más, el cine se revela como un arma necesaria y poderosa frente a esos silencios.

El hombre que vendió su piel

Kaouther Ben Hania

El primer acercamiento al Festival corre a cargo de la directora tunecina Kaouther Ben Hania, que pasó por el certamen hace unos años con la muy notable Beauty and the Dogs. El hombre que vendió su piel parte de una premisa de lo más surrealista: la historia de un refugiado sirio que escapa del país convertido en una insólita obra de arte gracias a un visado tatuado en su cuerpo. Entre el humor negro y la denuncia, el guión juega así con un símil del mundo del arte y la inmigración, metáfora en crudo de seres humanos que se venden y compran banalizando sus existencias como objetos al servicio del mejor postor. A pesar de una realización impecable en lo visual y unos actores que se sobreponen a los estereotipos de sus personajes -abatido Yahya Mahayni, mefistofélico Koen de Bouw y cautivadoras Monica Bellucci y Dea Liane- la película no termina de encontrar su tono, cerrando la historia con un final tramposo que desmerece en gran medida su propuesta. Parecería imposible, hasta que leemos que está basada en hechos reales. Una vez más, la realidad superando a la ficción en sus espacios más oscuros.

Lingui. Lazos sagrados

Mahamat-Saleh Haroun

Considerada por algunos medios como una de las mejores películas de este comienzo de 2022, Lingui. Lazos sagrados cuenta la historia de un aborto en Chad, una práctica condenada por las leyes de una sociedad en la que la mujer pelea día a día por sus derechos e independencia. Es también un retrato de esperanzadora sororidad, como acertadamente comentaba Begoña del Teso en su presentación, poderosos vínculos subterráneos ocultos a ojos de los hombres. El principal es ese que une a la madre protagonista y su hija, pero también esos otros que se nos van revelando poco a poco. El director Mahamat-Saleh Haroun sigue con su cámara obsesiva a la actriz Achouackh Abakar Souleymane sobreponiendo tránsitos angustiosos por una capital asfixiante y paisajes íntimos de inesperada belleza. Están retratados con una fotografía que recoge todos los colores de esa África de la diversidad, la pobreza, las imposiciones religiosas y el peso de la tradición, pero también la resiliencia más heroica que ejemplifican sus mujeres. De algún modo, la película parece decirnos que, si hay algún tipo de esperanza, es en ellas donde debemos buscarla.

Matrioskas, las niñas de la guerra

Helena Bengoetxea

Decía la directora de esta película en el coloquio que siguió a la proyección, contestando a un espectador que quería puntualizar ciertas omisiones históricas, que su trabajo no pretendía ser un documental de historia, sino un film sobre la memoria histórica. Al menos, una de muchas, en tanto que esa memoria histórica siempre es personal. Y, por tanto, política. Aquí son las vivencias y testimonios de algunas de las niñas que debieron huir a la Unión Soviética tras el estallido de la Guerra Civil española. La cámara de Helena Bengoetxea las visita en sus últimos años, desde Euskadi hasta Cuba, recogiendo recuerdos que van de la nostalgia infantil y el horror de la guerra al posicionamiento político extendido en el tiempo, en algunos casos, con una vitalidad y humor envidiables. En última instancia, Matrioskas nos habla también de raíces y herencias superpuestas, como esas muñecas rusas del exilio sin un lugar propio al que volver. O, tal vez, muchos. Es una buena manera de abordar esa memoria histórica personal. Como se ha dicho muchas veces, la verdadera patria está en uno mismo.

In Search of Monsters

John Goetz

Mohamedou Ould Slahi pasó catorce años encerrado en la infame prisión de Guantánamo, acusado de pertenecer a la organización terrorista al-Quaeda, antes de ser liberado por falta de pruebas. Todo aquello lo contó en su Diario de Guantánamo, convertido en best seller y llevado a la gran pantalla con actores famosos. In Search of Monsters supone un acercamiento mucho más íntimo a su persona, un documental que, de primeras, pareciera entroncar con un film como Maixabel encarando a la víctima con sus verdugos. Sin embargo, aquí la reflexión en torno al perdón y la redención queda en segundo plano. Porque si Slahi sobrelleva el asunto con humor y una sonrisa previa al estallido de un chaleco bomba, también hay una inquietante ambigüedad en el retrato de esos representantes de la América más reaccionaria; el carcelero arrepentido, la investigadora negacionista o el torturador con sobrepeso. Monstruos o personas, la película deja en el aire la sospecha de que los peones que mueven los hilos del poder bien pudieran ser los primos de aquellos zumbados que asaltaron el Capitolio.

Vaca

Andrea Arnold

Podría resultar paradójico que un festival de cine y Derechos Humanos proyecte un documental sobre un animal, olvidando que -además de ser lo que comemos- somos un ser vivo más sobre la faz del planeta. Precisamente, el trabajo de la directora Andrea Arnold quiere convertirnos en la vaca que da título al film. Su cámara la sigue durante cuatro años, mediante primerísimos planos, situada a su misma altura y haciendo un uso desasosegante del sonido. Aquí los seres humanos quedan en segundo plano y el espectador vive el tormento de un ser sintiente enjaulado al que se le arrebata un ternero tras otro, mercancía de explotación de la ganadería intensiva hasta el agotamiento. El resultado es un film de una tremenda violencia sensorial naturalizada que apela a la empatía sin aleccionamientos. Sus imágenes hablan por sí solas y sobran las palabras, sustituidas por mugidos desesperados. Dejaremos al arbitrio del espectador si ordeñar vacas mientras les ponen música de Billie Eilish es tortura psicológica.

Ali & Ava

Clio Barnard 

Algunos recordarán a la cineasta Clio Barnard  por The Selfish Giant, aquella película sobre las desventuras de dos adolescentes en la marginalidad de la chatarra que pudo verse en el Festival hace unos años. Aunque Ali & Ava bebe del mismo drama social con sello británico, regresando también a la ciudad de Bradford, Barnard ha rodado ahora un film que, sin esconder sus miserias, resulta extrañamente luminoso. Hay mucho de amor improbable en la relación fuera del radar que une a sus dos protagonistas, un joven pakistaní y una madre blanca propia del estereotipo chav. Es un campo de abono para los prejuicios, que la música que impregna el film como un viaje iniciático supera, una pasión compartida más allá de razas y pertenencias. A la selección de canciones -en bucle en Spotify- y la excelente fotografía les acompañan unas soberbias interpretaciones de Adeel Akhtar y Claire Rushbrook. En manos de actores menos dotados, su historia no resultaría creíble, mucho menos el mensaje de esperanza que trasmite. En esa Inglaterra gris solo hay lugar para el racismo y la intolerancia. Escuchando una canción compartida bajo las estrellas, todos somos iguales.

Debout les femmes!

François Ruffin, Gilles Perret

En política las cosas se cambian desde dentro… con ayuda de los de fuera. Es lo que debieron pensar François Ruffin, diputado de La Francia Insumisa, y Bruno Bonnell, de La République en Marche de Emmanuel Macron. En una alianza atípica, estos diputados emprendieron una gira denunciando las condiciones de trabajo de las cuidadoras domiciliarias, road trip con destino parlamentario documentado por el propio Ruffin y el realizador Gilles Perret. Además de escarbar en la precariedad laboral de estas mujeres, agravada por una pandemia que partió el rodaje por la mitad resignificándolo, el film carga también contra la falta de entente política. De lo político a lo personal, Debout les femmes! deja un rayo de luz en la complicidad de dos seres humanos que aparcan sus diferencias ideológicas por una causa justa. Si las revelaciones íntimas del film golpean, emociona del todo esa última imagen de un parlamente imaginario conformado únicamente por mujeres, puestas en pie sin excepción de raza, entonando con una misma voz el himno de las militantes feministas. No importa el final del recorrido. Lo que cuenta es el camino. Cercano, testimonial y dignificante.

Behind the Headlines

Daniel Andreas Sager

En un mundo cada vez más dominado por las fake news, en el que la inmediatez de lo digital y las redes sociales han desdibujado las fronteras e influencias del periodismo, la seriedad de un documental como Behind the Headlines parece fuera de lugar. Ciertamente, el film de Daniel Andreas Sager centrado en las figuras -más bien, el trabajo- de Bastian Obermayer y Frederik Obermaier, investigadores del diario alemán Süddeutsche Zeitung que destaparon el escándalo de los papeles de Panamá, queda muy lejos del thriller o el suspense periodístico de Spotlight. Al contrario, su primera parte se centra en una serie de investigaciones frustradas que acaban en callejones sin salida, para desgranar en su segundo tramo un caso de corrupción que podría derrumbar un Gobierno de salir a la luz. Y sin embargo, puede resultar fascinante observar los procedimientos, viajes, reuniones, llamadas de fuentes confidenciales y prevenciones legales  de ese mundo oculto tras los titulares. Una mirada al cuarto poder tan pretendidamente fría, quirúrgica, densa y desprovista de épica como exhaustiva y absorbente.

El pan de la guerra

Nora Twomey

Nunca está de más rescatar películas que, a pesar de obtener numerosos galardones, pasaron un tanto desapercibidas en su momento. Hablamos de El pan de la guerra (2017), firmada por la realizadora Nora Twomey con sello del estudio irlandés Cartoon Saloon, responsables de maravillas animadas como La canción del mar, Wolfswalkers o El secreto del libro de Kells, de la que Twomey fue co-directora junto con el más visible Tomm Moore. Ambientada en la Kabul tomada por los talibanes, The Breadwinner cuenta la historia de una valiente niña enfrentada a un sistema machista y desalmado. Cuando debe sobreponerse a la adversidad -la detención de su padre, el hambre y la guerra- nuestra heroína busca fuerza en los cuentos y es ahí donde brilla esa narrativa fantástica que el estudio ha explorado en muchas de sus producciones, la ficción como medio de escape de una realidad cruel. A la delicadeza animada y poética de la película hay que sumar también la estupenda banda sonora de Jeff y Mychael Danna, alejados de sus habituales influencias celtas. Una preciosa fábula animada, tan dura como hermosa al borde de la esperanza. A reivindicar.

Les Insulaires

Maxime Faure, Adam Pugliese

Les Insulaires nació como un pequeño proyecto que pretendía reunir cine y arquitectura en un todo político. A este efecto, Maxime Faure y Adam Pugliese documentaron los últimos meses de Les Îles, barrio de la comuna francesa de Bonneville con fecha de derrumbe para edificar en su lugar viviendas que la cercana Suiza revalorizaría. Dicho de otro modo, un barrio nuevo sin su gente. El resultado es un retrato íntimo de esas islas y las generaciones desfavorecidas que las han habitado, obligadas a meter toda una vida en una caja de cartón. Es una pena que a este documental se le intuya mucho más recorrido del que finalmente tiene -dura apenas 60 minutos- porque ese enfoque desde lo colectivo a lo personal funciona. Y es que, al igual que esos edificios a los que las grúas van cercando, sus habitantes terminan esfumándose como fantasmas en la niebla. Con todo, ofrece un certero retrato de los estragos de la gentrificación y sus consecuencias personales. Ya sea en Francia o en Donostia. Ya lo dijo cierto alcalde sin pudor: “Querer envejecer en tu propio barrio es un poco exquisito”.

Among Us Women

Sarah Noa Bozenhardt, Daniel Abate Tilahun

Desde nuestra concepción etnocentrista, tendemos a una visión unificada de África, esa gran desconocida en la que habitan mil cuatrocientos millones de personas con realidades muy diversas, de las cuales la mitad son mujeres. Dirigido al alimón por la alemana Sarah Noa Bozenhardt y el etíope Daniel Abate Tilahun, Among Us Women se centra en la maternidad de las que viven en la Etiopía más rural y lo hace a través de la mirada del observador imparcial. En la aldea de Megendi coexisten dos visiones tan antagónicas como la de las profesionales que tratan de convencer a las futuras madres para que den a luz en el hospital y la de esa anciana matrona tradicional, defensora del parto en casa. Por detrás se cuelan más historias de ese mundo femenino, pequeñas revoluciones contra la sociedad patriarcal desde una sororidad inesperada. El espectador asiste a cada uno de esos momentos con la naturalidad del que se siente cómplice. Y es que, a veces, lo mejor que se puede decir de un documental es que la cámara parece no estar ahí.

Norte Salvaje

Al Borde Films

¿Cómo se convierte un extensísimo informe de CEAR-Euskadi en un documental? Desde la productora Al Borde Films tuvieron claro que todos esos datos impresos en hojas de papel debían transformarse en historias personales, poniendo rostro a esos seres humanos que pasean su anonimato por los telediarios. Son historias cuyos ecos resuenan en la memoria, desde los exiliados del 36 hasta la infame frontera mexicana y de regreso al rio Bidasoa. Norte Salvaje es una película sobre las fronteras como territorios físicos, pero también sobre las personas que las cruzan y los parajes interiores que llevan con ellos. No es casual que un extraño simbolismo paisajístico recorra este documental testimonial, alimentado por esa poesía de la fatalidad de Alejandra Pizarnik y otros textos que se recitan a lo largo del film. En respuesta, la solución al problema está también en nuestro interior, en la solidaridad que reivindica este trabajo. Abrir esas puertas cerradas ancladas sobre las raíces de un árbol condenado a no crecer.

Nuestra libertad

Celina Escher

El Salvador está considerado uno de los lugares del mundo más peligrosos para las mujeres, un país en el que -además de sufrir todo tipo de abusos, violaciones y feminicidios- pueden acabar con sus huesos en la cárcel si abortan, incluso espontáneamente. Fue el caso de Teodora Vásquez, erigida en portavoz de las denominadas “17 de El Salvador”, cuya historia recoge este estremecedor documental. La directora Celina Escher consigue ir un paso más allá de ese largo camino personal para recuperar su libertad, sobreponerse a una vida entre rejas y enfrentarse a arduos procesos judiciales sostenidos por un fiscal con corazón de piedra y moral religiosa, al que apoyan parte de una sociedad y un Gobierno cómplices. Porque esa libertad que la protagonista de este film persigue es tanto física como moral, pero también colectiva. Podemos verlo en el empoderamiento, resiliencia y sororidad de ese grupo de mujeres cuyas historias se elevan más allá de los muros de la prisión para inspirar a toda una generación feminista: su libertad es la de todas.

Matxitxako. Apuntes sobre la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi

Jesús Lacorte

El 5 de marzo de 1937 el crucero Canarias se enfrentó a los barcos bacaladeros de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, fiel a la República. De aquél duelo desigual en las aguas del cabo de Matxitxako solamente sobrevive una fotografía borrosa, pero no faltan quienes dedicaron sus esfuerzos a investigar y recordar aquellos hechos, engullidos por las olas y el paso del tiempo. Es el caso del historiador Juan Pardo, cuyos exhaustivos estudios viene a poner en valor esta película. Paradójicamente, ha sido un cineasta canario, Jesús Lacorte, el encargado de recopilar todo ese material de archivo, documentos y entrevistas, para dar forma a un film realizado con mimo que sabe encontrar el punto justo entre memoria histórica, historia de la memoria y poesía, desbordante en la recreación animada y musical de la batalla.  Como en otras ocasiones, la valía del género documental está en la (re)creación de imágenes perdidas, las más necesarias de todas. Pero también en la reivindicación de la dignidad de aquellas voces que ya no están con nosotros.

Trenches

Loup Bureau

La Guerra de Ucrania tenía que estar presente en la programación del Festival y lo hace a través de un recientísimo documental que explora los prolegómenos de ese conflicto que Europa ha preferido ignorar hasta que le ha explotado en la cara. La ópera prima del director francés Loup Bureau -también periodista de guerrilla- mete una cámara en las trincheras del ejército ucraniano apostado frente a los separatistas del Dombás. De primeras, esos surcos en la tierra pueden traernos a la cabeza los Senderos de gloria de la Primera Guerra Mundial. Pronto se configuran como un viaje inmersivo en primera persona que recuerda a los videojuegos bélicos a los que juega ese pequeño pelotón de soldados, demasiado jóvenes. Aunque la tensión que se siente cuando caen las primeras bombas sea genuina y estremecedoramente real. Trenches explora un microcosmos cerrado, rutina y tensa calma en blanco y negro que solamente recupera el color durante un engañoso permiso. Uno no puede evitar pensar qué habrá sido de esos soldados cuando su realidad se desbordó, transformando la nuestra en una mucho más oscura y cercana.

Mali Twist

Robert Guédiguian

Robert Guédiguian, Premio del Festival de Cine y Derechos Humanos en 2014 y viejo amigo del Zinemaldia, es bien conocido por su cine reivindicativo, especialmente esos dramas sociales en torno a su Marsella natal en los que han brillado Ariane Ascaride y Jean-Pierre Darroussin. En Mali Twist el director cambia de continente para narrar una historia de amor en los primeros días de su independencia socialista, romance a ritmo de bailes y rock and roll entre un idealista militante revolucionario y una joven que huye de un matrimonio forzado. Y lo cierto es que aunque la película sea disfrutable en clave de hermoso melodrama, se le puede poner muchas pegas. Sobre todo porque su maniqueísmo -un defecto que siempre se achaca a este director, a veces de forma injusta- desdibuja a los personajes de esta tragedia anunciada. Sucede lo mismo con la luminosidad de su contexto histórico destruida a golpes de cruda realidad, moralina final anticolonialista incluida. Sin duda, la fotografía al pasado que hace Guédiguian solamente puede existir en los recuerdos de su protagonista.

TOP DDHH 2022

1.- Nuestra libertad

2.- Lingui. Lazos sagrados

3.- Ali & Ava

Textos: Fernando Iradier @Fer_Iradier